jueves, 3 de junio de 2010

claudio coello


(Madrid, 1642-id., 1693) Pintor español. Se le considera el último gran pintor de la escuela madrileña del siglo XVII. Artista dotado de un gran dominio del pincel y excelente colorista, en su obra se advierte la influencia de los pintores venecianos, en particular Tiziano, a los que estudió en las colecciones reales.
Se formó en Madrid con Francisco Ruiz, de quien heredó el gusto por las composiciones escenográficas y monumentales. En 1686 sucedió a Carreño como pintor del rey (ya trabajaba en la corte), y a partir de entonces realizó una cumplida serie de obras de temática religiosa que culminó en La adoración de la Sagrada Forma, su realización más conseguida.
El mérito de este cuadro reside en que combina la temática religiosa con el retrato, así como en la arquitectura que enmarca la escena; en ella se ve a Carlos II y su corte (una magnífica galería de retratos) en la sacristía de El Escorial (recreada con una perspectiva de tipo ilusionista) en un acto de adoración de la Sagrada Forma. Se trata, sin duda, de una obra muy original, que proporcionó al artista un éxito considerable, pese a lo cual no fue elegido para ejecutar un importante programa decorativo en El Escorial, obra que le fue encomendada al italiano Luca Giordano.
Este fracaso entristeció a tal punto al artista, que en lo sucesivo sólo trabajó en la catedral de Toledo, donde decoró al fresco el techo de la sacristía, y en la madrileña casa de la Panadería, en la cual realizó decoraciones, también al fresco, que se cuentan entre lo mejor de su obra. Cultivó casi exclusivamente la temática religiosa y el retrato, género este último en el que mostró particular habilidad.

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